sábado, 20 de agosto de 2011

Principios Educativos: Generar momentos de felicidad durante el juego

La felicidad no se puede comprar. Una de las mayores carencias del sistema educativo en nuestro país es que el currículum de las diferentes etapas se modifica periódicamente, se incorporan nuevas materias, se suprimen otras, con la finalidad de preparar mejor a nuestros alumnos; sin embargo, ninguna de estas leyes de educación incorporan la más importante de todas las asignaturas para cualquier pibe: aprender a ser feliz.

Los educadores futbolísticos, técnicos o entrenadores no pueden asumir solos esta responsabilidad, sin embargo deben hacer frente a una responsabilidad: no romper la felicidad de los niños.

Afortunadamente, éstos no necesitan grandes sumas de dinero para disfrutar de un momento, ni tan siquiera piden recursos imposibles: sólo tiempo y cariño. Justo lo que podemos ofrecerles.

Disponer de tiempo cada semana y el cariño hacia los demás no nos cuesta nada. ¿Cómo se divierten nuestros hijos? ¿Cuántas veces viéndoles, con un viejo juguete en un rincón de la casa, ha sentido que eran felices?

Pero no nos engañemos. No todos los jugadores que tenemos en nuestro equipo tienen la fortuna de vivir en un entorno feliz. Cada vez con mayor frecuencia nos encontramos con chicos que a su corta edad ya sufren las consecuencias de familias desestructuradas, maltratos, ... Y no en pocas ocasiones, el compartir una actividad deportiva, en este caso el fútbol, es su única vía de escape ante tales problemas.

Como educadores somos forjadores de sueños. Uno de los aspectos que se me antoja fundamental en la educación, futbolística o no, de los niños es el rol de modelo que ejercemos como formadores: para ellos somos un espejo. Incluso en las edades iniciales ni siquiera debemos esforzarnos por ganarnos su fidelidad.

Quizás llegados a este punto usted se pregunte: ¿Y con esto qué? Sencillamente que es muy difícil compartir sueños de felicidad con los jóvenes jugadores si cuando el técnico “salta” al campo de juego arrastra problemas personales, estrés laboral o desencanto con el mundo. Recuerde: para ayudar a que los pibes disfruten y sean felices jugando al fútbol, ustedes debe serlo también.

Tratando de trasladar ese enfoque teórico a la práctica semanal de sus entrenamientos y partidos, hay tres cuestiones en las cuales creo que los educadores futbolísticos, porque así me gusta llamarlos tienen mucho margen de maniobra:

- Enseñar a nuestros jóvenes jugadores a disfrutar de los pequeños detalles: en cada momento del juego se producen situaciones únicas que merecen su atención. Debemos educarles para que disfruten de cada pase de gol que creen, de cada “robo de pelota” que consigan, de cada engaño (futbolístico) que cometan, de cada aplauso que oigan...

- Enseñar a compartir lo mejor de sí mismos con los demás: aunque en esta sociedad actual está de moda "tener", debemos enseñar a nuestros jugadores que lo verdaderamente importante para ser feliz es el "ser": ser amado, ser apreciado, ser valorado, ser querido, ser…

Es fundamental para la buena dirección de un equipo que entre sus jugadores prevalezca el deseo de compartir: alegrías por el trabajo bien hecho, miedos ante las dificultades de la competición, ilusiones ante nuevos desafíos, ilusión por llegar para los más jóvenes, incluso porqué no el propio talento...

Y me sabrán perdonar la insistencia pero creo que todo esto pasa por ser ustedes modelos/espejos: sean maestros en el compartir, manejando una comunicación franca con los jugadores, discutiendo con ellos decisiones del grupo, ...

- Enseñar a valorarse a uno mismo: como educadores futbolísticos no deben olvidar que trabajan con niños y adolescentes. La adolescencia es una compleja etapa en la cual se va forjando entre otras cosas la personalidad del sujeto: es la etapa de las grandes dudas tanto a nivel de aceptación de uno mismo como ante el enorme abanico de opciones que se le presentan; en esa incertidumbre, muchos jóvenes son incapaces de valorar sus propias cualidades, entrando en su espiral de insatisfacción personal y sensación de fracaso consigo mismo, con la familia, con los amigos.

Dentro del contexto futbolístico es fundamental reflexionar con los jugadores sobre aquellos aspectos que constituyen sus puntos fuertes, sus valores, sus virtudes...

En Nuestra próxima entrega nos referiremos a: Estimular el liderazgo y el compromiso en el juego.

viernes, 19 de agosto de 2011

El ejercicio del Míster (2)

Ejercicio Triangular en 35x20

Hoy, como ejercicio se propone un triangular en el que participarán tres equipos de cuatro jugadores.

El tipo de competición es Rey de pista.

ejercicio2

jueves, 18 de agosto de 2011

El Ejercicio del Míster (1)

Ejercicio. 6x3 en 2 subespacios

A continuación se plantea un ejercicio para iniciar al equipo con los conceptos de presión, orientándola a la zona donde se encuentra el balón y reduciendo espacios los jugadores que participen en primer instancia en ella.

ejercicio11

martes, 2 de agosto de 2011

La Bandera en las celebraciones

Acabo de ver gracias a Futboleros el momento de Ginés Meléndez y la bandera asturiana de Juan Muñiz. Vale que la bandera era muy grande. Y que Melendi, con lo inofensivo que parecía en su primer disco, ha hecho mucho más daño de lo que podíamos soportar. Pero, ¡jóder!, ¿no es un poco desmesurada la acción?

Un apunte: cuando España ganó el Europeo sub 21 recuerdo que Eduardo Inda aprovechó su micrófono de Radio Marca para quejarse de las banderas regionales de los jugadores.Sospecho, pues, que lo de Ginés Meléndez no es un gesto espontáneo. No sé si es idea de la Federación que lo filtra a la prensa o sale de la prensa y en la federación cogen la idea pero tengo claro que hace meses que se viene hablando del tema en las oficinas, pasillos y comilonas y que al final ha explotado cuándo, dónde y cómo no tocaba.

Y es que ante la posible victoria existían dos maneras de actuar: prohibiendo o no prohibiendo otros colores que no sean el rojo y el amarillo. Lo primero, de hacerse, se tendría que haber hecho antes del partido (cosa que el propio Muñiz ha negado que se hiciese) y lo segundo no había causado ningún tipo de problema hasta ahora -¡¡y mira que hemos ganado últimamente!! -.Pero la Federación, en manos de Ginés, ha tratado de dar la lección de patriotismo en el momento más inoportuno: cuando lo celebrábamos. ¿Consecuencia? Que ni el chaval ni nosotros lo hemos acabado de festejar y que mañana, al charlar del partido, hablaremos de esto y no de lo emocionante ha sido.

Total, que Ginés de entrenar sabe mucho pero de profesor o bombero no vendria a ser el más indicado. ¡¡Suerte por lo menos que la bandera era asturiana!! ¡¡Llega a ser la catalana o la vasca y esto hubiera sido un infierno!!

PD: Hablando del tema de las banderas hay un caso similar pero no comparable. El de Divac y Petrovic. Fue en 1990, en la celebración del Mundial de baloncesto. Yugoslavia era aún Yugoslavia y Petrovic y Divac eran aún amigos. Poco después dejaron de serlo.



lunes, 1 de agosto de 2011

Ganar o Aprender

Todos queremos conducir, pero ante la dificultad preferimos agachar la cabeza y tener un chofer que nos haga el camino lo más corto y relajado posible. Ingrata su labor, porque aunque buscado y deseado, nadie de los que son llevados reconocerán que los tienen. Con todo, aún añorados, muy pocos son los privilegiados que disfrutan de su compañía.

Ante la necesidad de tomar el mando y decidir el destino, lo lógico es elegir la rápida autopista sin curvas, excitante al inicio, monótona al poco y aburrida finalmente porque carece de aprendizaje. Cuando entras en ella pones en práctica velozmente –ferozmente- todo lo que sabes, pero tu experiencia es corta, al igual que tu sabiduría, y en pocos kilómetros ya queda poco por hacer y decir. En este momento, existen dos opciones:

a) Parar brevemente, descansar, tomar aliento, estirar las piernas, disfrutar del paisaje, sentir los olores, escuchar a los acompañantes y aprender nuevas técnicas de conducción.

b) Seguir el camino sin mirar atrás hasta que el sueño inunde el interior del coche.

Si se decide la primera opción, aunque lentamente, se mejorará la conducción y al final del trayecto merecerá la pena la aventura.

Pero ¡ojo! no todos tienen una autopista cerca. Hay quienes les tocó la carretera secundaria, vertiginosa, farragosa y peligrosa, donde el aprendizaje es veloz, rapidísimo, sumando sustos y golpes. Arrancar y parar. Parar y arrancar. Una y otra vez. Un día y otro. Un año y el siguiente.

Cuando estás en ella, no ves el final, pero sin percatarlo la autopista está cada vez más cerca. Para cuando entres, no dudarás en seleccionar la opción A, pero además sabrás sentir el volante: lo que dice, grita, sufre, canta, ríe o llora. Los problemas que surjan los resolverás sin dudar y el día a día en la carretera serán pura emoción y adrenalina. Para eso has luchado sin ser derrotado y la concentración en busca de un objetivo es una marca imborrable en tu piel.

Y es que como escuché ayer: “La cuestión no es ganar o perder. Es ganar o aprender”. Juanma Gemio